Padres se están despidiendo de su hija con cáncer: entonces abre los ojos y susurra 4 milagrosas palabras

Abby Furco sólo tenía cuatro años cuando fue diagnosticado con leucemia.

Los médicos dijeron a los padres que su querida pequeña hija tenía un 20 por ciento de probabilidad de sobrevivir, es una noticia que ningún padre quiere escuchar.

Durante los siguientes seis años, la familia Furco pasó mucho tiempo al hospital.

“La manteníamos rodeada de mucho amor porque sabíamos que podríamos perderla en cualquier momento, hubo momentos en los que no sabíamos si iba a sobrevivir, tenía tantas infecciones que podrían costarle la vida”, dijo su madre Patty.

En octubre de 2013, Abby finalmente terminó el tratamiento, podía ir a la escuela, pasar tiempo con sus amigos, jugar y formar parte de los scouts, con los otros niños de su edad.

Pero como muchas veces antes en la historia del cáncer, la enfermedad regresó. Un año luego la enfermedad estaba de vuelta, y esta vez peor que nunca.

Pronto, Abby ya no podía moverse, cada movimiento pequeño le dolía, apenas podía abrir la boca para hablar y la familia decidió mudarse a Chicago para estar más cerca del hospital.

Ni el trasplante de médula que Abby recibió en febrero de 2015 la pudo ayudar. Su cuerpo rechazó la nueva médula y en mayo de 2016 sus riñones estaban colapsando.

Esta vez, los médicos explicaron que a Abby Tenía sólo 48 horas de vida y le dieron el alta de cuidado intensivo para que pudiera pasar el último tiempo de su vida en casa con su familia.

Los padres comenzaron a preparase para el funeral, y buscaban  el medio para  contar a los otros hijos que Abby iba a morir.

Pero cuando todos creían que el final había llegado, Abby abrió los ojos… y susurró “Tengo tanto por vivir”.

Su cuerpo prácticamente se había rendido – pero como de la nada, cuando Abby ya no estaba recibiendo tratamiento y estaba enfrentando a la muerte, luchó por su propia cuenta desafiando su destino.

“No podíamos creerlo,  en días, semanas y meses, comenzó a caminar y sentirse cada vez más fuerte, es un milagro verdadero”, dijo su madre Patty.

Un año después del milagro, los médicos aún no encuentran una explicación para la recuperación de Abby.

La niña hoy tiene 10 años, su cáncer está desapareciendo, el futuro sigue siendo inseguro y cada minuto de la vida de Abby se siente como una bendición para todos sus  seres queridos. “La vimos morir y regresar a la vida, ahora miramos hacia el futuro”, dijo su madre Patty.

Dos veces la chica valiente Abby recibió un pronóstico fatal – pero ambas veces desafió a su destino y sobrevivió.

 ¡Los milagros existen!

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