10 cosas que tienes que hacer antes de morir

Nunca olvidaré el momento en que conocí a sor Caritas. Su salud se había estado resintiendo y acababa de mudarse a Boston para la última fase de su vida.

Un día, andaba por el vestíbulo cuando me percaté de una hermana anciana a unos 15 metros de mí. A medida que caminaba hacia ella, abrió los brazos como para envolverme en su fino cerco. Pensé: “Está claro que esta hermana me confunde con otra persona. No la conozco”.

Pero sor Caritas no se había confundido. Estaba llena de alegría por ver a una joven hermana. Me abrazó, me miró a los ojos y empezó a acribillarme a preguntas. Nunca olvidaré su bienvenida. De hecho, puedo decir con total sinceridad que nunca antes un desconocido me había recibido con tantísimo amor.

La hermana María Caritas, FSP, falleció el 1 febrero. No era famosa ni reconocida. Vivió una vida oculta, sobre todo en estos últimos años en Boston. Previamente estuvo instalada en Toronto y tenía familia cercana en la zona.

Le resultó muy difícil cuando le pidieron que se mudara a Boston por su salud. Sin embargo, al final, aunque le costara la mudanza, sor Caritas se rindió a la voluntad de Dios.

Sor Caritas siempre fue una persona de carácter fuerte. Sor Anne Flanagan escribió sobre ella en un artículo reciente: “Se crió en Sicilia, con un carácter tan fuerte y decidido como el de su apellido: ¡Forte!”.

Angelica Forte nació en Italia, tercera hija de unos padres amorosos a quienes habían aconsejado que la abortara. En vez de eso, sus padres rezaron novena tras novena y Angelica nació sana. Su familia la calificó de “bebé milagro”.

De joven, sor Caritas tuvo muchos pretendientes. De hecho, cuando decidió entrar en el convento, su madre la llevó a un sacerdote y le pidió que la convenciera para casarse con un joven especialmente apropiado.

La joven Angelica, que había intentado explicar a su madre que su corazón ya pertenecía a Jesús, finalmente se puso de pie y plantó ambas manos en el escritorio del sacerdote. “¡Padre! exclamó ¡Diga a mi madre que si tanto le gusta ese joven, puede quedárselo!”.

Sor Caritas conservó su espíritu aguerrido y hermoso a lo largo de su tiempo en la vida religiosa. Fue misionera en Canadá, para lo que había de saber tanto francés como inglés.

Se enfrentó a mucho sufrimiento en su vida, incluyendo una debilitante enfermedad al final, pero en cada padecimiento se encomendó a Dios y confió en Su amor.

En una ocasión, escribió el secreto de su vida religiosa: “No hago nada para mí misma y, por tanto, veo lo positivo en lo que es necesario hacer y no me contengo en absoluto”.

Sor Caritas fue un ejemplo para sus hermanas, sobre todo en la forma en que asumió muy en serio su nombre religioso de Caritas, caridad. Intentó, con la gracia de Dios, ser caritas para quienes le rodeaban.

Solía escribir pequeñas notas de ánimo para sí misma en su diario: “Caritas, no te canses; reza, reza, reza”. La determinación con que intentó vivir a la altura de su nombre fue un hermoso homenaje al Dios a quien tanto amó y que es Amor en sí.

Después de la muerte de sor Caritas, las hermanas encontraron esta lista en su diario. Captura el espíritu de la forma sencilla y hermosa con que intentó encarnar caritas en su vida y ofrece un plan de vida y amor para todos nosotros.

10 cosas que nunca lamentaré haber hecho antes de morir:

  • Hacer el bien a todo el mundo. 
  • No hablar mal de nadie. 
  • Reflexionar antes de hablar. 
  • No hablar estando abatida. 
  • Ayudar a los menos afortunados.
  • Admitir mis errores. 
  • Ser paciente con todos. 
  • Escuchar, pero no chismorrear. 
  • No creer cosas desagradables sobre otras personas.
  • Prepararme para la muerte. (Este estaba subrayado)

Fuente: Aleteia

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