Las más bonitas oraciones que puedes hacer a la Virgen María 

Virgen María 

LAS MÁS BONITAS ORACIONES A MARÍA

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN. (De San Bernardo)

¡Oh poderosa Soberana nuestra! Venid a socorrernos en nuestra debilidad, y dignaos interceder por nosotros con vuestro divino Hijo, nuestro Señor Jesucristo. ¿Quién podrá hacerlo mejor que vos, su Madre, que tan íntimamente gozasteis las dulzuras de su amor y su compañía en la tierra y que ahora le poseéis plenamente en el cielo? Hablad a vuestro Hijo, oh purísima Virgen, habladle, os lo suplicamos; porque a Vos os escucha y os concede todo cuanto le pedís. Dignaos pedir para nosotros un gran amor de Dios, la perseverancia en su santa gracia, y la felicidad de morir en su amistad, a fin de poderos ver y alabar con Él eternamente. Amén.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN. (De San Luis Gonzaga.)

¡Oh María! ¡Soberana y Señora nuestra! En vuestro misericordioso seno me arrojo con confianza, y bajo vuestra Santa custodia pongo sin reserva por todos los días de mi vida, y a la hora de mi muerte, mi alma, mi cuerpo, mi esperanza y mi consuelo, mis penas y mis miserias, mi alegría y mi felicidad, para que mis pensamientos, mis palabras y mis obras sean dirigidas según vuestra voluntad y la de vuestro adorable Hijo. Amén.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN. (De San Alfonso Ligorio)

¡Oh Madre del dolor y del sufrimiento! ¡Reina de los mártires! Vos habéis llorado con lágrimas amargas la muerte de vuestro Hijo inmolado por mi salvación; pero ¿de qué me servirán vuestras lagrimas si tengo la desgracia de condenarme? Por los méritos de vuestros dolores, os suplico que os dignéis alcanzarme un verdadero arrepentimiento de mis pecados, un completo cambio de vida y una tierna compasión por los sufrimientos de vuestro divino Hijo y de los vuestros.

Puesto que Jesús y Vos, aunque inocentes, habéis sufrido por mí, haced que yo, que por mis pecados merezco el infierno, padezca también algo por Vos. ¡Oh divina Madre mía Por la aflicción que experimentasteis al ver a vuestro divino Hijo inclinar la cabeza y espirar en la Cruz, os suplico que m« concedáis una buena muerte. ¡Ah! No desamparéis en aquel terrible trance a mi alma afligida y combatida por todos sus enemigos. Por si no puedo entonces invocar los dulces nombres de Jesús y de María, los invoco desde ahora y os ruego, oh santo objeto de mi esperanza, que me socorráis en mis últimos momentos. Amén.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN. (De San Bernardo)

¡Oh bienaventurada María! Fijos están y estarán siempre en Vos los ojos de los fieles, como en la grande obra que a todos los siglos interesa. En Vos encuentran los ángeles la alegría, los justos la gracia y los pecadores el perdón. Con justicia os invocan todas las criaturas, porque en Vos y por Vos la mano del Omnipotente ha reproducido en cierto modo todo lo que antes había creado. Dignaos admitir lo poco que yo puedo ofrecer a Dios y ofrecédselo por mí, para que por vuestra intercesión no sea rechazado. Amén.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN. (De San Anselmo.)

¡Oh clementísima Reina! Dignaos socorrernos sin mirar la multitud de nuestros pecados. ¡Acordaos que nuestro Creador se ha hecho carne en vuestro seno, no para condenar a los pecadores sino para salvarlos! ¡Si vos hubierais sido hecha Madre de Dios solo en vuestro beneficio, podría decirse que nuestra salvación os era indiferente; pero Dios se ha hecho hombre por vuestra salvación y la de todo el género humano! ¡De qué nos serviría vuestro poder y vuestra gloria si no nos hicierais partícipes de vuestra bienaventuranza! ¡Ah¡ dignaos ayudarnos y protegernos: a Vos nos encomendamos; haced que eternamente amemos y sirvamos a vuestro Hijo Jesucristo. Amén.

ORACIÓN EN HONOR DE LA SANTÍSIMA VIRGEN (De San Buenaventura)

¡Oh Madre y Señora mía! Mis pecados me hacen indigno de llegar hasta Vos, y solo tengo derecho a esperar castigos; pero aun cuando me rechazaseis, aun cuando me quitaseis la vida, yo nunca dudaría de que vuestra voluntad es salvarme. En Vos deposito toda mi confianza, y puesto que soy bastante dichoso para implorar siempre vuestra misericordia, tengo la firme esperanza de alabaros en el cielo como esa multitud de siervos vuestros que se han salvado por vuestra intercesión.

Amén.

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