No me mueve, mi Dios, para quererte
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
Muéveme ver tu cuerpo tan herido
muévanme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
La fe es un grito que nace del corazón, un deseo profundo de luz cuando… Read More
La perseverancia es el aliento oculto de los discípulos, la fuerza silenciosa que sostiene en… Read More
La oración perseverante es el hilo que une al hombre con Dios incluso en los… Read More
El día del Hijo del hombre es un llamado que atraviesa los siglos, una invitación… Read More
En Belén, la Gruta de la Natividad vuelve a ser símbolo de luz y renacimiento.… Read More
En el mensaje dirigido a la Conferencia Nacional sobre las Adicciones, el Papa León XIV… Read More