Señor, ilumina la mente de nuestros hijos para que conozcan el camino que tú has querido para ellos, para que te puedan dar gloria y alcancen la salvación.
Amén.
Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el reino de Dios
Oh Señor, toma bajo tu protección los hijos que tú me has dado. No permitas que te ofendan con el pecado: elígelos para el cielo. Salva también mi alma y la de mi esposo. Y si quieres llamar a tu servicio para la salvación de los hombres a uno de mis hijos, te lo ofrezco ya desde ahora con alegría y con reconocimiento profundo. Perdona, Señor, mis debilidades y suple mis carencias, para que pueda cumplir lo más dignamente mi misión en la familia y en la sociedad. Sostén a toda mi familia en el espíritu de fe, en la paz y en la unidad del amor y haz que nos encontremos unidos en la sociedad de los Santos, contigo. eternamente. Amén.
La fe es un grito que nace del corazón, un deseo profundo de luz cuando… Read More
La perseverancia es el aliento oculto de los discípulos, la fuerza silenciosa que sostiene en… Read More
La oración perseverante es el hilo que une al hombre con Dios incluso en los… Read More
El día del Hijo del hombre es un llamado que atraviesa los siglos, una invitación… Read More
En Belén, la Gruta de la Natividad vuelve a ser símbolo de luz y renacimiento.… Read More
En el mensaje dirigido a la Conferencia Nacional sobre las Adicciones, el Papa León XIV… Read More