En las situaciones imposibles y en los casos desesperados sin solución, le dirigimos a la Virgen de Guadalupe con esta oración.
Virgen Santísima de Guadalupe,
Madre de Dios,
Señora y Madre nuestra.
Miranos aquí postrados ante tu santa imagen,
que nos dejaste estampada
en la tilma de Juan Diego,
como prenda de amor,
bondad y misericordia.
Aún siguen resonando las palabras
que dijiste a Juan con inefable ternura:
“Hijo mío queridísimo,
Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado,”
cuando radiante de hermosura
te presentaste ante su vista
en el cerro del Tepeyac.
Haz que merezcamos oír en el fondo del alma
esas mismas palabras.
Sí, eres nuestra Madre;
la Madre de Dios es nuestra Madre,
la más tierna, la más compasiva.
Y para ser nuestra Madre
y cobijarnos bajo el manto de tu protección
te quedaste en tu imagen de Guadalupe.
Virgen Santísima de Guadalupe,
muestra que eres nuestra Madre.
Defiéndenos en las tentaciones,
consuélanos en las tristezas,
y ayúdanos en todas nuestras necesidades.
En los peligros,
en las enfermedades,
en las persecuciones,
en las amarguras,
en los abandonos,
en la hora de nuestra muerte,
míranos con ojos compasivos
y no te separes jamás de nosotros.
León XIV y el Borgo Laudato si’ se encuentran en Castel Gandolfo: el viernes 5… Read More
El amor a Dios no es estático ni distante, sino un movimiento que involucra a… Read More
El Papa León XIV nos recuerda una tarea urgente: curar a las personas heridas sin… Read More
La canonización de Pier Giorgio Frassati, celebrada en la plaza de San Pedro por el… Read More
En el Evangelio del día del 13 de septiembre, Jesús habla con imágenes sencillas pero… Read More
Carlo Acutis nos deja una pregunta que interpela profundamente, una reflexión que va más allá… Read More