Amado Santo Domingo, tu entregaste tu corta vida totalmente por el amor a Jesús y su Madre. Ayuda hoy a la juventud para que se de cuenta de la importancia de Dios en su vida. Tu que llegaste a ser santo a través de la participación fervorosa de los sacramentos, ilumina a padres y niños en la importancia de la frecuencia en la confesión y santa comunión. Tu que a una temprana edad meditaste en los sufrimientos de la Pasión de Nuestro Señor, obten para nosotros la gracia de un ferviente deseo de sufrir por amor a El. Necesitamos desesperadamente tu intercesión para proteger a los niños de hoy de los engaños de este mundo. Vigila sobre ellos y condúceles por el camino estrecho hacia el Cielo. Pide a Dios que nos de la gracia para santificar nuestras obligaciones diarias llevándolas a cabo de manera perfecta por amor a El. Y recuérdanos la necesidad de practicar la virtud sobre todo en los tiempos de prueba y tribulación.
Santo Domingo Savio, tu que supistes preservar el corazón en la inocencia bautismal, ruega por nosostros.
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