“Mi persona no cuenta nada, es un hermano el que os habla, convertido en padre por la voluntad de Nuestro Señor, pero todo junto, paternidad y fraternidad son gracia de Dios. Hagamos honor a la impresión de esta noche y llevémonos por nuestros sentimientos como ahora los seguimos delante del cielo y de la tierra. Fe, esperanza, caridad, amor de Dios y amor a los hermanos, y así ayudar todos a la santa paz del Señor, por la gloria de Dios y los hombres de buena voluntad”.
“Al volver a sus casas encontrarán a sus niños. Háganles una caricia y díganles: ‘Esta es la caricia del Papa’. Quizás encuentren alguna lágrima para enjugar. Digan para los que sufren una palabra de aliento. Sepan los afligidos que el Papa está con sus hijos, especialmente en las horas del dolor y de la amargura”.
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