Oh, príncipe nobilísimo de las jerarquías angélicas, valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de la gloria del Señor, terror de los ángeles rebeldes, amor y delicia de todos los Ángeles justos, mi dilectísimo Arcángel San Miguel; deseando formar parte del número de tus devotos y siervos, hoy me consagro a ti, me doy, me ofrezco y me pongo a mí mismo, a mi familia y todos mis bienes bajo tu poderosa protección.
Es pequeño el ofrecimiento de mi servicio siendo un miserable pecador, pero tú engrandeces el afecto de mi corazón. Recuerda que a partir de hoy estoy bajo tu patrocinio y debes asistirme toda mi vida y obtenerme el perdón de mis muchos y graves pecados, y la gracia de amar a Dios con todo mi corazón, a Jesucristo mí querido Salvador y a mi dulce Madre María Santísima.
Obtenme aquellos auxilios que me son necesarios para conseguir la corona de la eterna gloria. Defiéndeme siempre de los enemigos del alma, especialmente en la hora de mi muerte. Ven, oh príncipe gloriosísimo, para asistirme en el último combate, y con tu arma poderosa arroja lejos, precipitando en los abismos del infierno, a aquel ángel prevaricador y soberbio que un día postraste en el combate en el cielo. Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate para que no perezcamos en el juicio supremo.
El Evangelio del día 1 de agosto nos presenta un texto que nos interpela sobre… Read More
Con el Evangelio del día del 31 de julio, Jesús nos invita a reflexionar sobre… Read More
El Evangelio del día 30 de julio nos presenta dos parábolas breves pero llenas de… Read More
En Perú cobra vida un camino especial ligado a León XIV, un recorrido que une… Read More
La lectura del Evangelio del día 29 de julio nos presenta una de las declaraciones… Read More
San Agustín nos deja palabras que aún hoy arden, nacidas de un corazón inquieto y… Read More