Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiádate de las benditas almas del Purgatorio y ayuda a mis queridos padres y antepasados.
A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!
Ayuda a mis hermanos y parientes. ¡Jesús mío misericordia!
Ayuda a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
Ayuda a los que han sido mis amigos y súbditos.
Ayuda a cuantos debo amor y oración.
Ayuda a cuantos he perjudicado y dañado.
Ayuda a los que han faltado contra mí.
Ayuda a aquellos a quienes profesas predilección.
Ayuda a los que están más próximos a la unión contigo.
Ayuda a los que te desean más ardientemente.
Ayuda a los que sufren más.
Ayuda a los que están más lejos de su liberación.
Ayuda a los que menos auxilio reciben.
V. Dales, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz.
V. Que en paz descansen.
R. Amén.
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