En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Palabra del Señor
El Evangelio del día del 18 de octubre nos abre el corazón a la misión:… Read More
La lectura del Evangelio de hoy es de gran importancia. Jesús, en el Evangelio del… Read More
Hoy estamos llamados a reflexionar sobre el don del conocimiento y la responsabilidad que conlleva.… Read More
El Evangelio del día del 15 de octubre nos invita a mirar dentro de nosotros,… Read More
A través de la lectura del Evangelio del día del 14 de octubre, recibimos una… Read More
La lectura del Evangelio del día del 13 de octubre nos pone delante de Jesús,… Read More