Fuiste puesto en la tierra con un propósito: para servir a Dios y a los demás. Este es el cuarto propósito de Dios para tu vida.
Siempre que sirves a otros de cualquier manera, verdaderamente estás sirviendo a Dios y cumpliendo uno de tus propósitos.
No estamos en la tierra solo para respirar, comer, ocupar un espacio y divertirnos. Dios nos formó individualmente para que hiciéramos un aporte singular con nuestras vidas.
Quiero servirte en los demás, Señor.
Por Marcelo A. Murúa
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