En el marco del debate sobre la despenalización del aborto en Brasil, de reciente las redes sociales han compartido la historia de una bebé nacida prematura. Los médicos no le daban esperanza de vida, pero el poder de la oración la salvó.
Rosemeire narró que su hija tenía 17 años y estaba embarazada de cinco meses. Medio de embarazo cuando sufrió un repentino sangrado al llegar a la universidad en São Paulo donde estudiaba fisioterapia.
De camino al Hospital Regional de Sorocaba, la joven llamó a su madre y le dijo, mientras lloraba, que “estaba perdiendo al bebé”.
Mientras se dirigía al hospital en compañía del padre de la niña, Rosemeire indicó que “yo rezaba sin parar, porque ya amaba a esa criatura como si fuera mi hija”.
Antes de la cesárea, los médicos “dijeron que la bebé no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir porque no tenía formados ni los pulmones ni el sistema digestivo”. Pero, “la niña no murió después del parto”.
Rosemeire hizo saber que Márcia fue ingresada en la Unidad Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).
Recordó que la niña “nació con 640 gramos” y su cabeza “era tan pequeña que parecía un limón. Sus pies parecían los pies de un ratón, bien largos, y solo había hueso. Cabía en la palma de la mano. Los huesos de la caja torácica parecían palitos de fósforo”.
“Un día, una doctora se conmovió mucho con el sufrimiento de mi hija. La abrazó y le dijo que entregara a la criatura a Dios, porque en el caso de que sobreviviera tendría secuelas innumerables: no caminaría, sería ciega y quedaría en estado vegetativo toda su vida. Mi hija respondió llorando que ella quería a la bebé de la forma en la que Dios quisiera”, añadió.
El cordón umbilical de la bebè cayó después de 12 días de nacimiento y Rosemeire lo enterró en un árbol frente a una imagen de la Virgen (situada en la sede de la comunidad católica Canção Nova): en ese momento “consagré a Márcia a la Madre de Dios”.
Un día la mujer escuchó en la tele una prédica de “Flavinho”, que también es misionero de Canção Nova: “Una persona estaba pidiendo a Dios por la sanación de una bebé internada en la UCIN y afirmó que en aquel momento Dios la estaba curando y que Él se había llevado todas las secuelas físicas que ella tendría”.
Diez minutos después, su hija la llamó para informarla que Márcia “había comenzado a respirar por sí sola, apenas con la ayuda de la ventilación de la incubadora”.
Horas más tarde, los médicos lograron darle leche por primera vez y luego la bebé pudo orinar, “lo que comprobaba que se había formado el sistema digestivo también”.
Durante los siguientes años, los doctores examinaron a Márcia para determinar las secuelas físicas, pero “no encontraron nada” y la niña “recibió el alta médica para llevar una vida totalmente normal”.
“Cada vez que la miro, veo el poder de Dios, porque ella era considerada un aborto y ese aborto sobrevivió para dar testimonio del poder de Dios”, afirmó Rosemeire.
Hoy Márcia tiene 13 años y la próxima Pascua recibirá el sacramento de la confirmación.
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