Oh Jesús de dulcísima memoria,
que nos das la alegría verdadera:
más dulce que la miel y toda cosa
es para nuestras almas tu presencia.
Nada tan suave para ser cantado,
nada tan grato para ser oído,
Tú que eres esperanza del que sufre,
Tú que eres tierno con el que te ruega,
Tú que eres bueno con el que te busca:
No hay lengua que en verdad pueda decirlo
ni letra que en verdad pueda expresarlo
tan sólo quien su amor experimenta
es capaz de saber lo que es amarlo.
Sé nuestro regocijo de este día,
Tú que serás nuestro futuro premio,
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