Señor, hoy es un día lleno de bendición porque me siento protegido bajo tu amparo. Tú eres mi refugio, mi roca fuerte, en quien pongo mi confianza.
Ven y toca mi corazón como lo hiciste con aquel leproso que un día llegó a Ti suplicándote la sanación. Tú bien sabes la paz que le hace falta a mi vida.
Dame la fuerza para vivir sumergido en tu Palabra y hacerla viva en obras buenas que sean beneficiosas para los míos y el de todos mis hermanos.
Quiero apoyarme en tus consuelos y cumplir tu voluntad, no porque me lo pidas, sino por el amor que siento y que Tú mismo has depositado en mí.
Ayúdame a decir ¡NO! a lo que no me conduce hacia la felicidad. Ayúdame a ser claro, sincero, transparente, para así tomar las mejores decisiones.
Me siento preparado para encarar con buena actitud todos los retos que me tocarán vivir, porque estoy seguro que tu gran Poder me protege y me cuida.
Quiero estar atento a las enseñanzas que se esconden tras las dificultades, pues allí habrá una experiencia de amor y de fe que alimentará mi alma.
Gracias por quedarte a mi lado, por acogerme, por hacerme experimentar tu presencia transformadora. Tú eres mi pastor, nada me faltará.
Amén
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