¡Oh Dios!, aparta de mis labios cualquier palabra vana,
retira de mi corazón todo sentimiento o deseo que no proceda del Espíritu Santo.
Que mi voz, mis pensamientos y deseos estén en plena comunión
con la misión que Dios me encomienda en el planeta tierra.
San Benito, que enseñaste a los monjes entregados
a la contemplación a trabajar con sus manos,
¡Oh Dios!, bendice mis manos para que se llenen de frutos abundantes.
Bendice las manos de las personas que trabajan,
sea cual sea su labor, para que lo realicen con entusiasmo,
aplicando la inteligencia y así el resultado de su esfuerzo sea útil,
práctico y vínculo de fraternidad entre las personas.
Aparta de mí cualquier tarea realizada con desgana, con pereza, con malas intenciones.
Que todas mis acciones se conviertan en canto de alabanza
porque están bien hechas y así sean bendecidas
por Dios Padre y Madre, por Dios Hijo y por Dios Espíritu Santo.
Que el ejemplo y tus enseñanzas de San Benito,
resumidas en la frase “ora et labora “,
sean estímulo de la construcción del universo,
que caminan a la Casa de Dios Padre y Madre. Amén.
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