Cuando hay una discusión hay que dar tiempo para que cada uno hable, aun cuando uno de ellos no tenga la razón, ya que necesita desahogarse. Ya expuesto el problema, se podrá tener un dialogo con más apertura y serenidad.
Quien hace esto lo hace porque ama, le interesa y necesita que su cónyuge se supere.
Si se criticará algún defecto o actitud, hay que hacerlo con amor, aceptar los propios defectos resulta doloroso, es más costoso que nos los tengan que decir.
Por ello tenemos que ser finos, delicados y comprensivos para criticar o decir algo negativo al otro.
Ser misericordioso es saber en dónde están las heridas del otro y no tocarlas. Comprensión y amor con las debilidad del otro, igual como queremos que sean con nosotros.
Primero controla la ira que sentimos cuando estamos en conflicto, para que sea el momento de abordar la problemática.
Esto significa que no hay disposición sincera de escuchar, hay que ser cortes y mantener el respeto con los gesto.
Gritar es una agresión, independientemente de lo que se diga, no levantar la voz.
El problema también con una discusión es que a veces se busca más ganarle a la pareja, que encontrar soluciones a los problemas.
El conflicto es con el hijo, no con el esposo (a) aunque la falta cometida por el hijo haya sido abusando del amor y tolerancia de uno de los padres.
Para que subsista el amor se requiere una sana exigencia, siempre tenemos que buscar lo mejor para la persona que amamos y en ocasiones será necesario exigirle. Si no hay amor, nos da igual si la persona se supera o no, con la persona amada, esto jamás puede llegar a suceder.
Aunque no haya sido resulto el conflicto, hay que quedar en paz con el cónyuge SIEMPRE. Es solo una pequeña diferencia no una batalla. Humildad para hablar, para hacer ver que el amor prevalece.
El pedir disculpas es difícil, pues se tiene que tener mucha humildad para hacerlo y el ego no lo permite, pero recuerda que es grande el que reconoce que es un ser humano con debilidad y defectos, que lucha día por superarse.
Por lo general el que está equivocado es el que más habla o grita; es decir, el que está más calmado ve las cosas con mayor claridad y podrá dialogar con más tranquilidad y paz interior.
Tal vez las discusiones son inevitables, pero es importante si discuten frente a sus hijos cuando terminen dense un abrazo de paz en señal de reconciliación, a pesar de que no hayan llegado a un acuerdo, así sus hijos verán que el amor prevalece.
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