Señor mío Jesucristo, yo me arrepiento sinceramente de haberos ofendido porque sois infinitamente bueno y digno de ser amado sobre todas las cosas, y porque aborrecéis el pecado; yo tomo la firme resolución, con la ayuda de vuestra gracia, que no dudo me concederéis, de no volver a cometer en lo sucesivo ningún pecado mortal ni aún venial consentido; de conformar todas mis acciones y deseos a vuestra voluntad santísima; de confesar todas mis culpas y de satisfacer vuestra divina justicia por medio de una saludable penitencia. Haced ¡oh Dios mío y Señor mío! que así lo haga. Amén
¡Oh Verbo divino, soberano Señor y Rey de reyes! !Oh digno descendiente de Jessé, llave misteriosa de David y cetro dominador del pueblo de Israel! ¡Oh Emmanuel y legislador supremo, dulcísimo Niño Jesús de Praga, esposo de las almas, que por redimirlas y salvarlas habéis querido descender del seno de vuestro Eterno Padre a las entrañas de una Virgen purísima! A vuestros sacratísimos pies me arrojo, divino y hermosísimo Niño, y os adoro con el más profundo anonadamiento, con aquella fe con que antes lo hicieron los pastores y los magos en Belén: imprimid en mi alma las disposiciones de fe, de amor, de reconocimiento y generosidad con las cuales debo practicar esta devota Novena, consagrada a vuestra honra y gloria, y dignaos concederme, por la intercesión poderosa de la Sacratísima Virgen María, vuestra Madre, y del bondadoso Patriarca San José, vuestro padre nutricio, el que mi alma sea purificada de todos sus pecados y afirmada más y más en vuestro divino servicio; otorgadme también, Niño amabilísimo, la gracia particular que imploro de vuestro generoso Corazón. Os lo pido por esta sagrada y milagrosa imagen vuestra, en la cual tanto os complacéis según lo demuestran las innumerables gracias y continuos beneficios de todo género, que tan abundantemente derramáis por medio de ella, no sólo sobre los felices habitantes de Praga, sino sobre los fieles todos del mundo entero donde es honrada y venerada. No desoigáis, Señor, mis súplicas, antes bien atendedlas y despachadlas favorablemente. Amén
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias y luego exponer el favor que se solicita en esta Novena. Concluir con la oración del día de la Novena que corresponda.
Benignísimo Niño Jesús de Praga, Príncipe de la paz, que al momento de llegar Vos al mundo anunciaron ya los ángeles la paz a los hombres de buena voluntad: reconciliad con la Divinidad a los pecadores, dad la paz a su conciencia, luz a su entendimiento, fuego de caridad a su corazón, para que vuestro glorioso Nacimiento obre en todos los hombres los efectos que el anuncio angélico produjo en los pastores que os adoraron en el portal de Belén. Amén.
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