Oh madre de infinita sabiduría, que acogiste de nombre Altagracia. Vengo ante ti con mucha frustración, por no tener un empleo estable. Te suplico, madre mía, que bajo tu manto sagrado me ayudes a conseguir un trabajo digno para generar buenos ingresos.
Sé que soy un(a) pecador(a), pero no me abandones en este mar de aflicciones. Escucha estas palabras, virgen mía, para que algún ángel caritativo ofrezca empleo y reconozca el potencial que hay en mí. Sin más que decir, reitero mi fidelidad a tu nombre hermoso de Altagracia. Ruega por mí y por nosotros. Amén.
San Francisco de Asís reflexiona profundamente sobre el verdadero significado de la posesión y, sobre… Read More
Un camino entre espiritualidad, religión, naturaleza e historia que conecta Roma con las costas de… Read More
¿Qué significa, realmente, ser libres?A ofrecernos la respuesta a esta difícil e interesantísima pregunta es… Read More
El mensaje de Carlo Acutis sobre el tema de la santificación es muy profundo y… Read More
Jesús nos habla de la acogida y lo hace de una manera desconcertante y revolucionaria.… Read More
Hacer el bien es importante, pero no suficiente: Madre Teresa de Calcuta, con la ayuda… Read More