Oh Dios, cuya Misericordia es infinita y cuyos tesoros de compasión no tienen límites, míranos con Tu favor y aumenta Tu Misericordia dentro de nosotros, para que en nuestras grandes ansiedades no desesperemos, sino que siempre, con gran confianza, nos conformemos con Tu Santa Voluntad, la cual es idéntica con Tu Misericordia, por Nuestro Señor Jesucristo, Rey de Misericordia, quien con Vos y el Espíritu Santo manifiesta Misericordia hacia nosotros por siempre. Amén.
Hay un misterio profundo que atraviesa cada respiración, cada gesto, cada latido del corazón: la… Read More
El discurso misionero de Jesús, dirigido a los Doce, es uno de los textos más… Read More
La reflexión de Juan Pablo II nos devuelve al corazón de la identidad cristiana: en… Read More
Las palabras de San Francisco de Asís resuenan a través de los siglos con una… Read More
En el pensamiento del Papa León XIV, la oración no es un gesto intimista ni… Read More
La historia de la salvación está atravesada por dos movimientos opuestos: la caída y el… Read More