Servirte, Jesús mío, es subir contigo la pendiente del Calvario. Tu Pasión debe
prolongarse en tus servidores. La vida cristiana es una inmolación.
¡Enamorado de la Cruz, quiero que mi vida sea, en tu unión, un Vía-Crucis
continuado; quiero seguir, paso a paso, tus huellas sangrientas; quiero saborear
todas las tristezas que amargaron tu Corazón!
Cuando llegado al término de esa vía regia y dolorosa, vea que tu moribundo
rostro se inclina sobre mí, guardaré en el fondo de mi alma esa impresión, dulce
y sangrienta, de tu Faz adorable. Entonces mi vida cambiará de aspecto. Ya no
contemplaré más la tierra. Mis ojos se levantarán aun por encima del Calvario,
ahí donde tus miradas moribundas buscaron y encontraron la gloria de tu Padre
satisfecha.
¡Dios mío, contempla el rostro del Señor, tu Cristo, y luego mira más abajo, y
ten piedad de mí! Así sea.
El Evangelio del día 1 de agosto nos presenta un texto que nos interpela sobre… Read More
Con el Evangelio del día del 31 de julio, Jesús nos invita a reflexionar sobre… Read More
El Evangelio del día 30 de julio nos presenta dos parábolas breves pero llenas de… Read More
En Perú cobra vida un camino especial ligado a León XIV, un recorrido que une… Read More
La lectura del Evangelio del día 29 de julio nos presenta una de las declaraciones… Read More
San Agustín nos deja palabras que aún hoy arden, nacidas de un corazón inquieto y… Read More