“No permitan que vuestros corazones sean duros amando la vanidad“, dice la Reina de la Paz de Medjugorje.
La Madre celestial quiere hacernos comprender lo peligroso que es, para nuestra vida y para nuestra alma sobre todo, seguir viviendo como si Dios no existiera, como si todo lo que quisiéramos hacer fuera lícito y digno, como si el pecado no manchara indeleblemente nuestro corazón.
Ella nos ayuda desde arriba y, a veces, como en Medjugorje, “desciende” entre nosotros, para reafirmar su mensaje, alto y claro. Ella quiere nuestro bien, quiere defendernos del maligno y salvarnos de la perdición eterna.
Medjugorje – Mensaje, 18 de marzo de 2000
“¡Queridos hijos! No busquen inútilmente la paz y la felicidad en los lugares equivocados y en las cosas equivocadas. No permitan que vuestros corazones sean duros amando la vanidad. Invoquen el nombre de mi Hijo. Recíbanlo a Él en vuestro corazón. Sólo en nombre de mi Hijo experimentarán en vuestro corazón la verdadera felicidad y la verdadera paz. Sólo así podrán conocer el amor de Dios y continuar difundiéndolo. Los invito a que sean mis apóstoles. ”
Las cosas de este mundo a menudo nos distraen de la fe en Cristo. De hecho, no busca en nosotros vanidad o lujo, sino humildad y generosidad, amor y comprensión. La Reina de la Paz viene a recordarnos lo que significa ser hijo de Dios hoy.
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