Oh S. José, mi protector y abogado, recurro a ti, para que me implores la gracia, por la que me ves gemir y suplicar ante ti. Es verdad que los sufrimientos presentes y las amarguras son quizás el justo castigo de mis pecados. Reconociéndome culpable, ¿deberé por esto perder la esperanza de ser ayudado por el Señor?
“¡Ah! ¡No!” – me responde tu gran devota santa Teresa – “Ciertamente no, oh pobres pecadores. Dirigíos en cualquier necesidad, por grave que sea, a la eficaz intercesión del Patriarca san José; id con verdadera fe a Él y seréis ciertamente escuchados en vuestras peticiones”.
Con tanta confianza, me presento, por tanto, ante Ti e imploro misericordia y piedad. Tu, en lo que puedas, oh san José, préstame socorro en mis tribulaciones. Suple mi falta y, poderoso como eres, haz que, obtenida por tu intercesión la gracia que imploro, pueda volver a tu altar para honrarte con mi reconocimiento.
No olvido, oh misericordioso san José, que ninguna persona en el mundo, por gran pecadora que sea, haya recurrido a ti, quedando defraudada en la fe y en la esperanza puestas en ti.
¡Cuántas gracias y favores has obtenido a los afligidos! Enfermos, oprimidos, calumniados, traicionados, abandonados, recurriendo a tu protección han sido escuchados. No permitas, oh gran Santo, que yo sea el único, entre tantos, que quede privado de tu consuelo. Muéstrate bueno y generoso también hacia mi, y yo, dándote las gracias, exaltaré en ti la bondad y la misericordia del Señor.
Oh excelsa Cabeza de la Sagrada Familia, yo te venero profundamente y de corazón te invoco. A los afligidos, que te han rezado antes que yo, les concediste consuelo y paz, gracias y favores.
Dígnate por tanto consolar también mi alma dolorida, que no encuentra descanso en medio de las injusticias de las que está oprimida. Tú, oh sapientísimo santo, ves en Dios todas mis necesidades antes de que yo te las exponga con mi oración. Tú por tanto sabes muy bien cuán necesaria me es la gracia que te pido.
Ningún corazón humano me puede consolar; de ti espero ser consolado, oh glorioso santo. Si me concedes la gracia que con tanta insistencia yo pido, prometo difundir la devoción hacia ti, ayudar y apoyar las obras que, en tu nombre, surgen para alivio de tantos infelices y de los pobres moribundos. ¡Oh san José, consolador de los afligidos, ten piedad de mi dolor!
Padre Nuestro – Ave María – Gloria.
(Repetir la novena nueve veces, por ejemplo durante nueve días)
Puede interesarte -> Oración a San Josè para pedir trabajo
Cuenta Instagram de la Luz de Maria -> Aquí
León XIV y el Borgo Laudato si’ se encuentran en Castel Gandolfo: el viernes 5… Read More
El amor a Dios no es estático ni distante, sino un movimiento que involucra a… Read More
El Papa León XIV nos recuerda una tarea urgente: curar a las personas heridas sin… Read More
La canonización de Pier Giorgio Frassati, celebrada en la plaza de San Pedro por el… Read More
En el Evangelio del día del 13 de septiembre, Jesús habla con imágenes sencillas pero… Read More
Carlo Acutis nos deja una pregunta que interpela profundamente, una reflexión que va más allá… Read More