Santa Patricia de Constantinopla fue una monja bizantina, venerada como santa por la Iglesia Católica. Es compatriota de la ciudad de Nápoles
El pasado 6 de enero, ante el asombro general, en el monasterio de San Gregorio Armeno donde están las Hermanas Crucificadas adorando la Eucaristía, tuvo lugar la licuefacción de la sangre de Santa Patricia, que después del de San Gennaro, disuelta el 16 de diciembre del año pasado, se espera que represente señal de buena suerte para este 2022.
Probablemente nació en 664, de una familia rica y noble de Constantinopla, descendiente del emperador Constantino, y según algunos, familiar de Constante II (668-685).
Constante trató de obligarla a casarse; se apartó del lujo familiar para casarse con un estilo de vida sobrio marcado por la sencillez, refugiándose en Roma con su nodriza Aglaia para recibir la consagración virginal del Papa.
Murió a la edad de 21 años, el 13 de agosto de 685 (cuenta una leyenda napolitana que murió el 25 de agosto, día en que se celebra su fiesta litúrgica).
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