El pequeño Vlad, a la edad de 6 años, lleva comida a la tumba de su madre que murió de hambre en Bucha.
La foto del niño – cuenta Angela Napoletano en la edición online de Avvenire – que ha depositado no flores sino latas de comida en la tumba de la madre muerta de hambre, en las afueras de Kiev, es un concentrado de dolor y ternura. El protagonista de la foto, firmado por Ap, es Vlad Tanyuk, de 6 años, inmortalizado en el borde del montículo de tierra fangosa que es el entierro de su madre, víctima de las penurias causadas por la guerra.
La pose es la de un adulto indolente: las manos en los bolsillos, la cabeza alta.
La mirada lanzada más allá de la capucha verde en la que parece querer hundirse destila el tormento de quien apenas retiene las lágrimas desesperadas.
Su madre, Marina, de 34 años y trabajadora de un centro infantil, murió en el refugio de un edificio de apartamentos durante el asedio del ejército ruso a la ciudad de Bucha. Vladyslav y sus dos hermanos, Sofía de 13 años y Vladimir, de 10, se quedaron solos en mitad de la guerra.
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