Madeleine Rizan nació en 1800 y era residente de Nay (Francia). Durante 20 años estuvo postrada en cama por una parálisis del lado izquierdo. Los médicos habían abandonado hacía mucho tiempo toda esperanza de recuperación y habían renunciado a todo tratamiento.
En septiembre de 1858 recibió la Extremaunción.
A partir de ese día, reza para “conseguir una muerte feliz”. Un mes después, el sábado 16 de octubre, la muerte parece inminente. Cuando su hija le trae agua de Lourdes al día siguiente, toma unos sorbos y se lava la cara y el cuerpo. ¡La enfermedad desaparece al instante! ¡La piel recupera su aspecto normal y los músculos sus funciones! Ella, que se moría apenas el día anterior, se siente revivir.
Luego llevará una existencia normal durante once años. Morirá, sin tener ninguna recaída, en 1869.
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