Bendice, ¡oh Trinidad Santísima!, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, este hogar que Te consagramos y que
ponemos bajo Tu augusto Poder.
Bendícelo y haz que en él impero la salud, la
gracia y la abundancia para todos sus habitantes.
Disipa con Tu poder las amarguras, y danos paz y
tranquilidad a nuestras almas.
Destina un Ángel para que custodie nuestro
hogar y sea el guardián de nuestra puerta, a fin de
que no entre a nuestro recinto el espíritu del mal.
Concede el descanso eterno a las almas de nuestros
familiares que, por Tu Voluntad, han abandonado su
puesto en este hogar.
Bendice a los presentes y a los ausentes, y danos
a todos la Gracia de vivir en paz, para prepararnos al
gozo de Tu presencia celestial. Santísima Trinidad,
bendícenos y socórrenos en todas nuestras necesidades,
protégenos y ampáranos siempre y en todo lugar. Amén.
Para Ti la alabanza,
para Ti la gloria,
para Ti la acción de gracias.
¡Oh, Santísima Trinidad!
Por los siglos de los siglos.
(TRES VECES)
¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén!
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