Papa Gregorio I, conocido como Papa Gregorio Magno o el Grande: fue el 64º obispo de Roma y Papa de la Iglesia Católica, desde el 3 de septiembre de 590 hasta su muerte.
Su deseo era vivir como un monje en permanente conversación con la Palabra de Dios, pero por amor a Dios supo hacerse servidor de todos en un tiempo lleno de tribulaciones y sufrimientos. Supo llegar a ser un “siervo de los siervos”.
Murió el 12 de marzo de 604. Con su vida y su pontificado mereció por tradición el título de “Magnus” (Grande); además, por sus numerosas obras escritas, la Iglesia lo proclamó Doctor.
Es invocado por los enfermos de peste y gota; es el patrón de los músicos, cantantes, botoneros, maestros, papas.
¡Oh Señor mío, Jesucristo, que por redimirme fuiste azotado, coronado de espinas y crucificado! Yo te adoro y suplico que tu cruz me defienda del enemigo malo.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh Señor mío, Jesucristo, que por redimirme pasaste tantos tormentos y bebiste hiel y vinagre! Yo te adoro y suplico que esos tormentos sean remedio de mi alma.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh Señor mío, Jesucristo, por aquella amargura que por mis pecados sufriste en la cruz, principalmente en la hora en que tu noble alma se separó de tu Sagrado Cuerpo, te suplico tengas misericordia de mi alma cuando de este mundo parta.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh Señor mío Jesucristo, que por redimirme, fue tu Sagrado Cuerpo ungido con mirra, embalsamado y puesto en el sepulcro! Yo te adoro y te suplico que tu muerte sea mi vida.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh Señor mío Jesucristo, que descendiste al Purgatorio y al Limbo, y sacaste a los que allí estaban cautivos! Yo te adoro y suplico, no consientas que mi alma sea cautiva en el Infierno.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh Señor mío Jesucristo, que con tu poder resucitaste y subiste a los Cielos, donde estás sentado a la diestra del Padre! ¡Te ruego tengas misericordia de mí!.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh Señor mío Jesucristo, Buen Pastor¡Defiende a los justos, alumbra a los pecadores, ten misericordia de los fieles difuntos y sé manso para mí que soy gran pecador.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh Señor mío Jesucristo, que vendrás a juzgarnos para llevar a los justos a la gloria, coronarlos en ella y apartar los malos al Infierno! Yo te adoro y suplico que tu pasión me libre de toda pena y me lleve a la vida eterna.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Oh amantísimo Padre! Yo te ofrezco la inocente muerte de tu Hijo y el amor de su Divino Corazón por las penas que yo, el mayor de los pecadores, merezco por mis culpas, te ofrezco así mismo su Pasión y cordial amor, por todos mis parientes y amigos, enemigos y encomendados; ten piedad de ellos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Estas oraciones las ofrezco por los méritos de la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, a quien suplico las reciba en descuento de mis culpas; y de lo que gane, es mi voluntad que Dios nuestro Señor elija lo que le pareciere ser bastante para sacar del Purgatorio el alma que fuere más de mi obligación y gloria suya y de la Santísima Virgen María, a quien suplico sea mi abogada con su Divina Majestad.
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