Señor Jesús, hoy hemos guardado todas nuestras adornos navideños. Estamos entrando en el Tiempo Ordinario, y nuestra casa se ve “ordinaria” de nuevo, también.
Pero Señor, tú sabes y nosotros sabemos que nuestra casa tiene un secreto. En el fondo, todas nuestras decoraciones navideñas todavía están aquí. La bendición de la Navidad está siempre con nosotros, mantenida en los lugares profundos y tranquilos de la casa.
Y Señor, nuestras vidas también se volverán ordinarias, pero Tú sabes que cada uno de nosotros tiene la gracia del bautismo. La gracia que nos dio está siempre con nosotros, en los lugares profundos y tranquilos de nuestra alma.
Que vivamos la gracia de la Navidad todos los días, solo sin todos los adornos: que siempre demos generosamente, recibamos regalos con agradecimiento, recibamos a otros y estudiemos tu vida.
Haz de nuestra casa un hogar con la Navidad en su centro, y de nuestras almas un hogar donde Jesús siempre mora.
Amén.
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