Fuiste puesto en la tierra con un propósito: para servir a Dios y a los demás.
Cuando sirves a otros de cualquier manera en realidad estás sirviendo a Dios y cumpliendo uno de tus propósitos.
De hecho no estamos en la tierra solo para respirar, comer, ocupar un espacio y divertirnos.
Quiero servirte en los demás, Señor.
Quiero entregar mi vida y lo mejor de mí, para el servicio a los que me rodean.
Muéstrame los caminos de la solidaridad.
Llévame por la huella de la compasión.
Condúceme al horizonte del amor eficaz.
Quiero seguir tu ejemplo, ser capaz de dar todo por los otros.
Quiero vivir con alegría la fiesta del dar, como tantos que anduvieron estos senderos y los fecundaron con sus vidas.
Tú que eres Padre y Madre, aconséjame y camina conmigo.
Tú que eres el Hijo, maestro y compañero, enséñame a vivir tus opciones.
Tú que eres Espíritu de Vida Nueva, aliéntame, empújame, sostenme, fecunda mi entrega.
Dios Bueno, que quieres el bien y la vida digna para todos.
Ayúdame a servirte en los demás, para vivir honrando tu Nombre y construyendo tu Reino.
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