Ángel de mi guarda,
invisible compañía que Dios dispuso como inefable intercesor.
Espíritu celeste que me sigues cuando te invoco.
Tú, cuya misión es, por designio del que todo lo puede, guardarme en mis caminos.
No me dejes solo ni de noche ni de día.
Que tus alas me cubran y protejan ante el peligro;
y que tu sabiduría espiritual aconseje cada día mi alma.
No me desampares que me perdería y sería capaz de acometer el mayor de los pecados.
Tú, que eres mi custodio,
ilumina con tu luz mis decisiones para que en todo momento viva en la divina voluntad del que te envió,
cumpliéndose, así en mi vida, sus designios de amor y bendición. Amén.
Santos Ángeles custodios. Rogad por nosotros.
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