“Mi querido pueblo ucraniano,
¡Sean alabados Jesús y María! Deseo saludarte desde lo profundo de mi corazón. En junio de 1981, la Bienaventurada Virgen María se me apareció a mí y a otras 5 personas en nuestra aldea de Medjugorje.
Ella vino en un momento de gran sufrimiento. Era una periodo en el cual el comunismo estaba en su máxima expresión causando tribulaciones en naciones, privaciones de la dignidad humana y masacrando a inocentes, incluyendo religiosos y clérigos. El comunismo buscaba imponer doctrinalmente que Dios no existe.
Ella a venido a nosotros como la Reina de la Paz diciendo que su Hijo Jesús la envió para ayudarnos. El mensaje central de Medjugorje se puede resumir en las palabras de la Virgen:
«Paz, paz y sólo paz. Que la paz reine en el mundo; hagan que la paz reine en el corazón de cada persona. Debe haber paz entre Dios y el hombre y entre todos los hombres».
¡Cuánto resuenan hoy estas palabras en todos nosotros! La Reina de la Paz ha venido a ofrecernos consuelo en nuestros dolores, aliento en nuestra desesperación y una firme convicción de que Dios verdaderamente existe y está con nosotros. Dios escucha nuestros aritos: Él es nuestra paz.
Mis queridos amigos de Ucrania, la Virgen está con ustedes para ayudarlos. Y ella, como en Mediugorie, te ofrece abundante consuelo en tus dolores, ánimo y esperanza en estos momentos oscuros, y una firme seguridad de que Dios está verdaderamente contigo en esta prueba. Además, la misma Virgen está personalmente comprometida con cada uno de ustedes. El rol de la Virgen es defender a sus hijos necesitados.
Mis queridos amigos, no están olvidados. Hay decenas de millones de personas en todo el mundo que siguen el mensaje y la llamada de la Reina de la Paz, que están orando y sacrificándose por ustedes en este momento. La Virgen nos conforta muchas veces en sus mensajes diciendo: «Yo estoy con ustedes». Mis queridos amigos de Ucrania, Nuestra Madre está con ustedes de una manera muy especial.
En el nombre de Jesús y de María les extiendo a todos ustedes mi espíritu de ánimo y de consuelo. Encomiendo personalmente a la Virgen, Reina de la Paz, a todos los obispos, a los dirigentes y a el pueblo entero ucraniano, especialmente en esto momento, para darles la fuerza y la esperanza que necesitan. Que Dios los bendiga.
Con amor.
Ivan Dragicevic
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