La Virgen en su mensaje del 25 de junio de 1996 nos agradece pero también nos insta a no exhorta a no hacernos ilusiones de estar bien.
Este tiempo, que se prolonga desde el 24 de junio de 1981, se caracteriza por un evento único en la historia de la humanidad, la presencia de Nuestra Señora entre nosotros, en Medjugorje.
“¡Queridos hijos! Hoy les doy gracias por todos los sacrificios que me han ofrecido en estos días. Hijitos, los invito a abrirse a Mí y a decidirse por la conversión. Sus corazones, hijitos, no están completamente abiertos a Mí, por eso los invito de nuevo a abrirse a la oración, para que el Espíritu Santo los ayude en la oración a fin de que sus corazones se hagan de carne y no de piedra. Hijitos, gracias por haber respondido a mi llamado y por haberse decidido a caminar conmigo a la santidad! ”
La conversión es un proceso que dura toda la vida, hasta que estemos en esta tierra. No basta con decir un “sí” sino que hay que renovarlo con decisión continuamente, todos los días. Y no es fácil, muchas veces cuesta mucho esfuerzo, por eso es fundamental recurrir a la ayuda indispensable del Espíritu Santo a través de la oración.
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