¿Autoridad o humildad? El Papa Francisco reescribe las reglas del poder

El Papa Francisco, con un discurso lleno de humildad, nos invita a revisar el concepto de poder. El Pontífice desplaza la atención de la autoridad entendida como dominio al concepto de humildad como servicio al prójimo. En su mensaje, esta última se convierte en la clave para cuidar de las personas, especialmente de quienes más lo necesitan.

¿Estamos seguros de que el poder reside en la autoridad?
Esta pregunta es legítima si pensamos en las palabras fundamentales que nos ofrece el Papa Francisco cuando habla de las grandes diferencias que existen entre el poder que proviene, precisamente, de la autoridad y aquel que nace de la humildad.
El mensaje del Papa Francisco es muy claro y directo; de hecho, encierra en sí mismo la esencia del Evangelio, pero resuena, en cierto modo, como revolucionario si lo aplicamos a la realidad y a la vida cotidiana.

Para el Pontífice, ejercer el poder no significa imponerse, sino “custodiar”.
Debemos reflexionar sobre este verbo. ¿Qué significa?
El Papa quiere hacernos comprender lo importante que es custodiar la vida, las relaciones, custodiar, incluso y sobre todo, la creación, poniéndonos al servicio de lo que Dios nos ha entregado.

Custodiar significa cuidar, con amor y dedicación, de todo aquello que necesita atención, de todas las personas que se nos han confiado.

La lección de humildad del Papa Francisco

La prioridad, según las palabras del Papa, no debe darse a los más fuertes, sino a los necesitados. Sus palabras resuenan con fuerza en el espíritu de cada uno:
“El verdadero poder es el servicio. Hay que cuidar a la gente, tener cuidado de cada persona, con amor, especialmente de los niños, los ancianos, de quienes son más frágiles y que a menudo están en la periferia de nuestro corazón” (fuente: pensamientos del Papa Francisco).
Pero también debemos prestar atención a otro concepto importante: ponerse al servicio y ofrecer ayuda no es, en absoluto, una señal de debilidad. Al contrario, es una forma muy elevada de fortaleza.

Un mensaje universal

Lo que nos pide el Pontífice, a través de su mensaje, es un gran acto de valentía: el necesario para “entrar en juego”.
El Papa Francisco habla a menudo de la “ternura” y de la humildad como verdadero mensaje del corazón.
Por lo tanto, estar al servicio, entregarse, es un gesto que requiere mucha humildad, pero resuena como un gran acto de fuerza, útil y necesario para elevar al otro.

El llamado del Papa Francisco es de carácter universal, no está dirigido solo a quienes tienen poder o mando.
Cada ámbito de la vida puede ser iluminado por sus palabras.
En una sociedad donde el poder se asocia al dominio, el Papa Francisco nos enseña que el verdadero poder está, en cambio, vinculado al servicio y a la humildad.

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