En la tradición del protocolo vaticano, existe una regla conocida como el privilegio del blanco (il privilegio del bianco, en italiano), que regula la vestimenta de las mujeres durante las audiencias con el Papa. Según esta norma, las mujeres que se presentan ante el Sumo Pontífice deben vestir de negro, con vestido largo, discreto y generalmente acompañado de un velo o mantilla negra.
El color negro simboliza respeto, humildad y solemnidad, cualidades que se consideran apropiadas para un encuentro con el líder espiritual de la Iglesia Católica. Esta tradición refleja siglos de etiqueta y simbolismo religioso en el Vaticano.
Sin embargo, existe una excepción muy particular a esta regla: el mencionado privilegio del blanco. Este privilegio está reservado exclusivamente a las reinas y princesas católicas de ciertas casas reales.
Hasta hoy sólo a siete reinas, princesas o consortes de monarcas y monarcas les es concedido el “privilegio del blanco”: la reina consorte Matilde, de Bélgica; la reina emérita Paula, también de Bélgica; la reina consorte Leticia, de España; la reina emérita Sofía, también de España; la princesa Charlene, de Mónaco; la gran duquesa María Teresa, de Luxemburgo y la princesa Marina, de Nápoles, por pertenecer a la Casa de Saboya.
Se trata de una tradición cuyo significado es el de reverenciar la importancia del Sumo Pontífice, pero los propios Papas no exigen al pie de la letra su cumplimiento. En efecto en los últimos años varias mujeres jefes de gobierno o de Estado fueron recibidas por los Papas sin estar vestidas de negro. Como en el caso de las ex presidentas irlandesas Mary Robinson y Mary McAleese, además de la ex primera dama Raísa Gorbachova, de la antigua Unión Soviética, todas en encuentros con san Juan Pablo II.
Este protocolo no está escrito en una ley formal, sino que es parte de la etiqueta tradicional del Vaticano, mantenida por respeto a la historia y a la figura del Papa. Por lo tanto, una mujer que no goce de este privilegio y vista de blanco frente al Papa estaría rompiendo con una larga tradición de respeto y decoro en la Santa Sede.
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