Una poderosa invitación, en algunos aspectos inesperada, resuena en las palabras de una de las voces más influyentes del cristianismo en nuestro tiempo, el Papa Francisco.
Detrás de un gesto simple se esconde un desafío capaz de transformar vidas o comunidades enteras.
A través de una frase solo aparentemente simple, el Papa Francisco nos ofrece una definición clara y profunda de lo que significa el “coraje apostólico”.
Sus palabras, que pueden parecer sencillas, se pueden sintetizar en cierto modo en el concepto de “sembrar la Palabra”.
Pero este concepto encierra una reflexión muy profunda, a la que el entonces Pontífice nos invitó con gran espíritu de fe.
Sembrar significa, ante todo, salir de la zona de confort a la que tan a menudo nos acostumbramos.
Desde un punto de vista concreto, significa confiar algo muy importante —el Evangelio— a los demás, a ese “él” o esa “ella” que encontramos en nuestras vidas.
No se trata, como nos enseña el Papa, de un acto único o inmediato, sino de un gesto que cobra vida a través de la constancia, a veces incluso a través del silencio.
Estos son, de hecho, elementos capaces de transformar nuestras vidas o las de comunidades enteras.
El Papa nos recuerda, una vez más, que la Palabra Sagrada no es un mensaje universal, por así decirlo, abstracto.
La Palabra es un don que debe ser entregado a cada persona concreta.
Por tanto, según su enseñanza, ese “él” o esa “ella” no son categorías genéricas, sino nombres reales, vidas reales.
Vivimos en una época en la que incluso la comunicación parece cada vez más estandarizada, casi anónima.
El Papa Francisco nos recuerda la importancia del encuentro personal, del diálogo que parte de la realidad concreta de quien escucha.
La invitación que nos hace el Pontífice es la de llevar el Evangelio fuera de los lugares de la “teoría” y llevarlo a los lugares de la “práctica”, donde la práctica significa el encuentro con las personas.
No es una elección sencilla. Tampoco es un gesto fácil.
Lo que nos pide el Papa es un acto de valentía.
No es algo obvio entregar la Palabra en un mundo a menudo marcado por la indiferencia o, como suele suceder, por la desconfianza.
Se trata de un acto de confianza radical.
El Papa Francisco nos recuerda que:
“El coraje apostólico es sembrar. Sembrar la Palabra. Entregarla a ese él y esa ella para quienes ha sido dada. Darles la belleza del Evangelio, el asombro del encuentro con Jesús, y dejar que sea el Espíritu Santo quien haga el resto.”
(Fuente: pensamientos de Papa Francisco)
Esto, nos explica el Pontífice, es el corazón palpitante de la evangelización.
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