El mensaje pronunciado por el Papa León XIV durante su primer Ángelus en Castel Gandolfo es muy profundo.
El Papa pidió que no nos olvidemos de orar por la paz y por todos aquellos que, a causa de la violencia y la guerra, se encuentran en un estado de sufrimiento y necesidad.
Hacía ya más de diez años que un Pontífice no retomaba la residencia papal en Castel Gandolfo.
León XIV ha recuperado la tradición del Ángelus de verano en Castel Gandolfo, un lugar querido por los pontífices por su encanto y su tranquilidad.
Las palabras del Papa son un verdadero mensaje universal y, retomando la parábola del Buen Samaritano, comparó a las víctimas de guerras e injusticias con el hombre golpeado de la parábola evangélica.
El llamado a la paz de León XIV no es un hecho aislado, sino que se conecta con sus intervenciones anteriores, como la de hace pocos días, cuando pidió a los gobernantes sustituir la violencia con el diálogo.
En Castel Gandolfo, el Papa renovó este mensaje, exhortando a los fieles a orar por quienes sufren a causa de los conflictos.
En un mundo marcado por guerras y desigualdades, sus palabras representan un faro de esperanza y un llamado a la responsabilidad colectiva.
Para el nuevo Pontífice, el diálogo se presenta como un “antídoto” contra la violencia.
Durante su Ángelus en Castel Gandolfo, subrayó que la paz no es una utopía.
Se trata, más bien, de un objetivo concreto que requiere el coraje de superar las divisiones.
Sus palabras, en este sentido, son profundas y clarísimas:
“No olvidemos orar por la paz y por todos aquellos que, a causa de la violencia y la guerra, se encuentran en un estado de sufrimiento y necesidad”
(fuente: Ángelus del Papa León XIV en Castel Gandolfo).
No es, de hecho, la primera vez que el Pontífice estadounidense presenta al mundo importantes llamados por la paz.
A menudo, León XIV ha invitado a los líderes mundiales a dejar de lado los intereses particulares y construir puentes a través de la negociación.
Con frecuencia ha recordado la necesidad de una ética global que sitúe la dignidad humana en el centro.
Este mensaje tocó el corazón de los presentes, reforzando su imagen como el “Papa del diálogo” en una época marcada por la polarización.
Se trata de una verdadera misión, la de la paz.
Es una misión colectiva que involucra a cada persona.
Este llamado a la responsabilidad colectiva transformó su discurso en un manifiesto por una humanidad más unida, capaz de responder al sufrimiento con amor y acción concreta.
Con su primer Ángelus en Castel Gandolfo, el Pontífice confirmó su papel de guía espiritual y moral en un mundo herido por conflictos y divisiones.
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