El papa León XIV renueva su llamado a la paz: alto a la guerra, respeto del derecho humanitario y apoyo a los cristianos de Gaza.
Como informa Avvenire, al término de la audiencia general en el Aula Pablo VI, el Papa León XIV lanzó una sentida invitación a la comunidad internacional y a las partes implicadas en el conflicto en Oriente Medio. «Suplico que sean liberados todos los rehenes», declaró con voz firme. El Pontífice hizo referencia explícita a las noticias sobre posibles planes de evacuación forzada en Gaza, reiterando que deben ser protegidos los civiles y que no se puede recurrir ni a castigos colectivos ni a un uso indiscriminado de la fuerza.
En sus palabras, León XIV quiso expresar solidaridad concreta con la comunidad cristiana de Gaza, a menudo expuesta a la violencia y la precariedad. Según se desprende, el Papa recordó la reciente jornada de ayuno y oración por la paz, vivida no solo por los católicos sino también por fieles de otras religiones. «Imploramos a María, Reina de la paz», dijo.
El llamado se relaciona estrechamente con el Evangelio del día, en particular con el pasaje de Juan en el que Jesús se entrega a los soldados en Getsemaní. En esa elección libre, subrayó León XIV, se revela una esperanza que no elimina el dolor, sino que lo transforma en un don de amor.
Durante la catequesis jubilar, el Papa insistió en el significado de la libertad de Cristo. No un hombre asustado que huye, sino aquel que da un paso adelante y elige amar hasta el final. «No es víctima de un arresto, sino autor de un don», recordó León XIV, mostrando cómo la fe auténtica se manifiesta en la decisión de enfrentar la oscuridad con la luz del amor.
El relato evangélico del arresto se convierte así en una clave para interpretar los sufrimientos del presente. La “noche” de Getsemaní se refleja hoy en las guerras en Tierra Santa, en Ucrania, en Sudán. Allí donde la humanidad experimenta miedo e injusticia, explicó el Pontífice, Dios continúa manifestándose con su presencia desarmada.
El corazón del mensaje de León XIV es claro: la esperanza cristiana no es evasión, sino decisión. Es la fuerza de no buscar una vía de escape frente al mal, sino de permanecer fieles al amor. Al igual que el grano de trigo que, al caer en tierra, muere para dar fruto, también la vida ofrecida por amor se vuelve fecunda.
El nuevo llamado de León XIV por la paz en Tierra Santa marca un paso más en su incansable acción diplomática y espiritual. Una invitación dirigida a creyentes y no creyentes a no permanecer indiferentes ante guerras y violencias, sino a elegir el camino del amor, la justicia y la solidaridad.
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