En este tercer día de la Novena a San Carlo Acutis nos dejamos guiar por un aspecto a menudo olvidado pero muy querido por el joven Santo: la presencia del Ángel de la Guarda. Carlo lo consideraba un verdadero compañero de viaje, un amigo silencioso que lo acompañaba en cada momento del día.
En un mundo que corre y a menudo olvida la dimensión espiritual, Carlo nos invita a redescubrir la cercanía de los ángeles, signos de la ternura de Dios. Su misión es custodiar, iluminar y sostenernos: no son una devoción “infantil”, sino una realidad viva que nos acompaña en el camino de la fe. San Carlo Acutis había aprendido a dialogar con su Ángel de la Guarda como con un amigo de confianza. Para él no era una figura lejana, sino una presencia concreta que lo ayudaba a mantenerse cerca de Dios y a obrar el bien. Su vida nos recuerda que nunca estamos solos: el Cielo camina a nuestro lado.
Oración inicial
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os agradezco por todos los favores y gracias con que habéis enriquecido el alma de San Carlo Acutis durante sus quince años transcurridos en esta tierra y, por los méritos de este amado Ángel de la Juventud, concededme la gracia que ardientemente os pido…
(se pide la gracia que se quiere obtener).
La meditación del tercer día: “Pide continuamente ayuda a tu Ángel de la Guarda, que debe convertirse en tu mejor amigo”
Carlo tenía una confianza simple y profunda en su Ángel de la Guarda. En cada situación, incluso en las pequeñas dificultades, nunca se olvidaba de invocarlo. Para él el ángel era un don personal de Dios, una guía discreta que lo ayudaba a no apartarse del bien. También nosotros podemos redescubrir esta amistad celestial. Dirigirse a nuestro propio Ángel de la Guarda con afecto y constancia significa reconocer que la vida es un camino espiritual, y que el Cielo está cerca de quien lo invoca con un corazón puro.
Oración
San Carlo Acutis, tú que amabas y escuchabas a tu Ángel de la Guarda, enséñame a vivir en su compañía, a dejarme guiar hacia la luz de Dios y a confiar en su ayuda en las pruebas de cada día. Así sea.
5 “Padre Nuestro”
5 “Ave María”
5 “Gloria al Padre”
Concluimos este tercer día de novena confiándonos a Dios Padre, que nos acompaña a través de sus ángeles y nos muestra, con la vida de Carlo, que la santidad es posible también en la amistad con el Cielo.
Oración
Dios Padre de Misericordia, que has elevado a la gloria de los altares a San Carlo Acutis, para que por él Tú seas más glorificado, y nos has dado el honor de invocarlo Santo, porque vivió Tu voluntad en todas las cosas, por sus méritos, concédeme la gracia que ardientemente deseo. Amén.
Fuente: Preghiere per la famiglia
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