En el séptimo día de la Novena a San Carlo Acutis, nuestro corazón se dirige a María, la Madre que Carlo amaba con ternura y confianza. En un mundo donde muchos modelos engañan y confunden, él encontró en la Virgen un ejemplo de pureza, humildad y fidelidad a Dios.
Carlo no veía en María solo una figura lejana, sino una presencia viva, una guía constante en su camino hacia Jesús. Amaba rezar el Rosario, al que llamaba “el arma más poderosa”. Cada Ave María era para él un acto de amor, una manera de permanecer unido a esa Madre que nunca abandona a sus hijos.
San Carlo Acutis nos enseña que el amor a la Virgen no aleja de Jesús, sino que nos acerca más a Él. La vida de Carlo era profundamente mariana: confiaba a María cada decisión, se apoyaba en Ella en las pruebas y encontraba en su amor la fuerza para ser puro y perseverante.
Siguiendo su ejemplo, comprendemos que quien se confía a María nunca camina solo. Su mirada materna nos acompaña, nos consuela y siempre nos muestra el camino hacia el corazón de Cristo.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os agradezco por todos los favores y gracias con que habéis enriquecido el alma de San Carlo Acutis durante sus quince años transcurridos en esta tierra y, por los méritos de este amado Ángel de la Juventud, concededme la gracia que ardientemente os pido…
(se pide la gracia que se quiere obtener).
Carlo tenía un amor filial y total por la Virgen. La consideraba la Mujer de su vida, la Madre que lo conducía cada día más cerca de Jesús. En Ella veía el reflejo más puro del amor de Dios y el camino más sencillo para llegar al Cielo.
Hoy pedimos a San Carlo Acutis que nos enseñe a amar a María con un corazón limpio y confiado, a rezarle con constancia y a encomendarnos a Ella en cada dificultad. Bajo su manto encontramos refugio, paz y fortaleza.
San Carlo Acutis, tú que amaste a la Virgen María como Madre y Reina, ayúdame a vivir en su amistad y a confiar siempre en su protección maternal. Así sea.
5 “Padre Nuestro”
5 “Ave María”
5 “Gloria al Padre”
Concluimos este séptimo día de la novena dirigiéndonos al Padre y agradeciéndole por habernos dado, en María, una Madre, y en Carlo, un hijo que la amó con un corazón puro.
María es la Madre que nos acompaña en el camino de la fe, que nos sostiene cuando vacilamos y que nos guía con ternura hacia su Hijo. En Ella encontramos refugio y esperanza, porque ninguna oración dirigida a su corazón queda sin respuesta.
San Carlo Acutis lo comprendió profundamente: confiándose a María se crece en el amor de Dios. Por eso la llamaba “la única Mujer de mi vida”. En Ella reconocía la belleza del amor fiel y el camino más seguro hacia el Cielo. También nosotros, como Carlo, queremos aprender a amarla con la misma confianza.
Pidamos vivir guiados por Ella cada día, hasta que nuestra vida se convierta en un canto de gratitud y de fe.
Dios Padre de Misericordia, que has elevado a la gloria de los altares a San Carlo Acutis, para que por él Tú seas más glorificado, y nos has dado el honor de invocarlo Santo, porque vivió Tu voluntad en todas las cosas, por sus méritos, concédeme la gracia que ardientemente deseo. Amén.
Fuente: Preghiere per la famiglia
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