Evangelio del día, 27 de octubre: la misericordia que levanta

En el Evangelio del día del 27 de octubre, Jesús nos revela que la verdadera curación es la libertad del corazón. No basta con estar de pie físicamente: es necesario levantarse por dentro, liberarse de lo que nos dobla y nos aprisiona.

Con el Evangelio de hoy nos encontramos en la sinagoga, donde Jesús se cruza con una mujer encorvada desde hace dieciocho años. Ya no puede mirar hacia arriba, no puede ver el cielo. Es la imagen de quien, bajo el peso del sufrimiento o de la culpa, vive doblado sobre sí mismo. Pero Jesús la ve, la llama, la toca. En ese encuentro sucede el milagro: la mujer se endereza y comienza a alabar a Dios. En este sentido, el Evangelio del día del 27 de octubre nos invita a reflexionar profundamente. Jesús no realiza un simple gesto de curación física. Devuelve dignidad, devuelve una mirada hacia lo alto. Es la fuerza de la misericordia que levanta al ser humano cuando ya no puede levantarse solo.

Evangelio del día, 27 de octubre: la libertad que nace del amor

Del Evangelio según San Lucas
Lc 13,10-17

En aquel tiempo, Jesús estaba enseñando en una sinagoga un día sábado. Había allí una mujer a quien un espíritu tenía enferma desde hacía dieciocho años; estaba encorvada y no podía enderezarse de ningún modo.
Jesús la vio, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Impuso las manos sobre ella y enseguida se enderezó y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había hecho esa curación en sábado, tomó la palabra y dijo a la multitud: «Hay seis días en los que se debe trabajar; venid, pues, para ser curados en esos días, y no en sábado».
El Señor le respondió: «¡Hipócritas! ¿No desata cada uno de vosotros su buey o su asno del pesebre en sábado para llevarlo a beber? Y a esta hija de Abraham, a quien Satanás tenía prisionera desde hace dieciocho años, ¿no había que liberarla de esa atadura en día sábado?».
Al decir estas cosas, todos sus adversarios se avergonzaban, mientras que todo el pueblo se alegraba por las maravillas que él hacía.

El sábado, símbolo del descanso y de la adoración, se convierte así en el día de la liberación. Jesús enseña que no hay verdadera alabanza a Dios si no pasa por el cuidado del otro. Quien ama, rompe todas las cadenas. Quien se detiene ante el dolor ajeno por miedo a “transgredir”, aún no ha comprendido el corazón de la ley divina.

El valor de levantarse

La multitud se alegra, los adversarios se avergüenzan. Como entonces, también hoy el Evangelio deja al descubierto la hipocresía de quien juzga en lugar de amar. Jesús no soporta una religión hecha de reglas sin corazón, de manos limpias pero corazones cerrados.Cada uno de nosotros tiene algo que lo encorva: un fracaso, un miedo, un dolor que pesa. Pero la palabra de Jesús sigue resonando: «Quedas libre». Es el anuncio que levanta, que devuelve el aliento, que abre de nuevo a la alegría.

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