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San Francisco y el consumismo: una lección para hoy

Las palabras de San Francisco de Asís resuenan a través de los siglos con una fuerza sorprendente. En un mundo que corre, consume y a menudo olvida, su invitación a la sobriedad se convierte en una luz que interroga y orienta.

San Francisco – LaluzdeMaria

El texto franciscano sobre la pobreza y las vestiduras de los frailes lleva consigo un mensaje claro: lo que vestimos cuenta quiénes somos. No se trata de moda ni de estética, sino de verdad interior. San Francisco pide a sus hermanos que lleven “una sola túnica” y, si es necesario, una segunda “sin capucha”. Una invitación a no poseer más de lo necesario, a no transformar lo superfluo en dependencia. Las vestiduras humildes se convierten en un lenguaje espiritual: una forma de recordar al mundo que la dignidad no proviene de lo que uno tiene, sino de lo que uno es.

Remendar: un gesto revolucionario

Francisco, con una concreción desarmante, pide a los frailes remendar sus vestiduras con “tela de saco” o con remiendos diferentes, casi como diciendo que la belleza no reside en aparecer intactos, sino en ser verdaderos. Es una imagen que hoy, en la época de la fast fashion, adquiere un valor increíble. Remendar no es una humillación, sino un acto que preserva la vida de los objetos, que reduce el desperdicio, que respeta la creación. En un mundo que desecha, Francisco invita a reparar. En un mundo que corre a comprar lo nuevo, él invita a custodiar lo ya dado.

Una libertad que no depende de la mirada ajena

San Francisco conoce bien la fragilidad humana: sabe que la pobreza evangélica puede escandalizar, que la sencillez puede ser objeto de burla, que los hombres pueden ser acusados de hipocresía. Lo dice claramente: “Y aunque sean tachados de hipócritas, no dejen de hacer el bien.” La verdad del corazón no depende de la opinión de los demás. El bien debe hacerse incluso cuando no es comprendido, incluso cuando suscita críticas. En esto hay un mensaje potentísimo para el presente: no permitir que la mirada ajena condicione la pureza de nuestras decisiones. La fidelidad al bien es más importante que la aprobación social.

Una crítica profética al consumismo

En el Evangelio citado por Francisco — «Los que visten ropas preciosas y suaves están en los palacios de los reyes» — hay un llamado a reconocer que el verdadero discípulo no se apoya en el estatus, sino en la sobriedad. Hoy vivimos inmersos en un sistema que mide el éxito a través de lo que se posee, que alimenta deseos continuos y que convierte la belleza en un producto. Las palabras de Francisco se vuelven una denuncia profética del consumismo y, al mismo tiempo, una propuesta alternativa: vivir bien, no vivir rodeados de bienes. Redescubrir el sentido del límite, de lo esencial, de no acumular.

La recompensa que no pasa

Para Francisco, la decisión de no buscar ropas preciosas no es mortificación, sino libertad: “para que puedan tener una vestidura en el reino de los cielos”. La vestidura terrena no es más que un símbolo de nuestra condición espiritual. La verdadera gloria no se encuentra en el reconocimiento humano, sino en la comunión con Dios. Es una manera de decir: elige lo que permanece, no lo que brilla. Las vestiduras simples recuerdan al fraile — y también a nosotros — que la vida es un camino hacia un Reino donde la dignidad no se compra, sino que se recibe como don.

Un mensaje aún más urgente hoy

En un mundo marcado por desigualdades, crisis ambiental, desperdicio y pobreza, el mensaje de San Francisco aparece con una actualidad desconcertante. Sus palabras nos piden mirar nuestros armarios, pero sobre todo nuestro corazón. Preguntarnos qué realmente necesitamos, qué nos pesa, qué nos encadena. La sobriedad franciscana no es renuncia, sino liberación. No es tristeza, sino ligereza. Es una forma de vivir que devuelve dignidad a las cosas, a la naturaleza, a las personas. Es una revolución posible y necesaria.

Mucho más que una norma práctica

El pensamiento de San Francisco sobre las vestiduras es mucho más que una norma práctica: es un camino de libertad, una crítica profética a la lógica de la posesión y una invitación a elegir lo esencial. En un tiempo que exige cuidado de la casa común y redescubrimiento de la sobriedad, su voz se vuelve una guía luminosa e indispensable.


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Published by
Fabio Amicosante

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