En el camino que llevó a Padre Pío de Pietrelcina a los honores de los altares, un acontecimiento extraordinario marcó un giro decisivo.
Padre Pío de Pietrelcina, nacido en Pietrelcina el 25 de mayo de 1887 y fallecido en San Giovanni Rotondo el 23 de septiembre de 1968, vivió enteramente a la luz de la Cruz de Cristo.
Su ministerio sacerdotal estuvo marcado por una profunda unión con el Señor en la oración, en la Eucaristía y en el perdón de los pecados. También en el sufrimiento supo ver el camino de la gracia, aceptando con fe cada prueba y transformándola en ofrenda por la salvación de las almas. Junto al servicio espiritual, Padre Pío se dedicó también a la caridad concreta: fundó la Casa Alivio del Sufrimiento, inaugurada el 5 de mayo de 1956, signo visible de su atención hacia los enfermos y necesitados.vDespués de su muerte, la fama de santidad se difundió rápidamente entre el pueblo de Dios. Pablo VI, en 1971, lo recordó como “hombre de oración y de sufrimiento”, y en los años siguientes la Iglesia inició el proceso canónico para el reconocimiento de sus virtudes.
El nihil obstat para abrir la causa fue concedido el 29 de noviembre de 1982.
El proceso diocesano se desarrolló entre 1983 y 1990. Después, la Congregación para las Causas de los Santos confirmó que Padre Pío había vivido las virtudes cristianas de modo heroico. Su ejemplo fue considerado un testimonio claro de fe y santidad.
El 18 de diciembre de 1997, en presencia de Juan Pablo II, se promulgó el Decreto sobre las virtudes heroicas del Siervo de Dios.
Para proceder a la beatificación se examinó un único milagro, el que concierne a Consiglia De Martino, una mujer de Salerno.
La fase diocesana de la investigación se llevó a cabo ante el Tribunal eclesiástico de la Arquidiócesis de Salerno-Campagna-Acerno entre julio de 1996 y junio de 1997, y fue declarada válida mediante decreto del 26 de septiembre de 1997.
El caso pasó luego a la Congregación para las Causas de los Santos. La Consulta Médica lo examinó el 30 de abril de 1998. Los teólogos dieron su parecer positivo el 22 de junio del mismo año. El 20 de octubre, los cardenales y obispos confirmaron el juicio. Finalmente, el 21 de diciembre de 1998, Juan Pablo II aprobó la decisión y promulgó el Decreto sobre el milagro.
Con el decreto del 21 de diciembre de 1998, la Iglesia reconoció oficialmente el milagro atribuido a la intercesión de Padre Pío de Pietrelcina. Ese acto abrió el camino hacia su beatificación.
Fue la culminación de un largo recorrido de fe, sacrificio y entrega a Dios. Pocos meses después, el “pobre fraile que reza” sería proclamado beato por Juan Pablo II.
Fuente: vatican.va
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