Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
 yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
 y te consagro mi cuerpo y mi alma,
 mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tú quieres que sea,
 hacer lo que tú quieres que haga.
 No temo, pues siempre estás conmigo.
 Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
 con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo.
 


