Oración a la Virgen de Guadalupe para la cura interior y física

Señor Jesucristo, creo que eres el Hijo resucitado y glorioso de Dios Padre y que estás aquí entre nosotros, vivo e intercediendo por mí amándome y queriendo ayudarme. A ti me entrego, confiante, ¡Porque sé que quieres curarme y eres omnipotente para hacerlo!

Señor Jesús, Te lo ruego: perdona mis pecados, fallas y omisiones y cura, principalmente en mí, mis malos hábitos. Quiero, con tu gracia, perdonar a los que me ofendieron y afligieron.

Jesucristo, mi Dios y mi Amigo, en este instante Te acepto como mi amado Salvador y Señor, único dueño de todas las áreas de mi ser, de todo lo que soy y poseo.

Jesús, mi Señor y Rey, Te pido que entres ahora en mi vida y permanezcas conmigo según lo prometiste: “Estaré siempre contigo, hasta el fin de los tiempos.” Yo creo en tu Palabra.

Señor Jesús, yo Te entrego, en este momento, mi mente, mi voluntad y toda mi vida, pues quiero que seas el centro de mi vivir, sin que el egoísmo sea más el centro de mi vida.

Mi redentor y mi Hermano, muéstrame el propósito maravilloso que tienes para mi vida en este mundo y en la eternidad. Yo acepto el plan amoroso y salvador del Padre eterno para mí.

Mi Señor y mi Dios, dame tu paz y tu poder, para que pueda agradarte en todos mis actos, aceptar mis condiciones actuales y futuras que bondadosamente planeas.

Señor Jesús, renuévame totalmente, porque sé que es ésta tu voluntad para mí ahora.

Te agradezco, mi Señor y mi Dios, porque me estás curando y ungiendo con tu poder infinito y tu eterno amor, que cura y salva. Te agradezco tu gran interés por mí, porque sé que tu salvación se extiende a todas las áreas de mi ser para curarme.

Jesús mío, Te lo pido: pasea por los corredores de mi mente, de mi subconsciente e inconsciente, borrando todos los recuerdos dolorosos e irrigando totalmente con tu sangre salvadora tanto mi cerebro cuanto todas las demás áreas que carecen de salud.

Salvador mío, creo en tu promesa de que a todos los que Te reciben en el corazón Tú les das el poder de convertirse en Hijos de Dios Padre (Jn 1,12). Creo que en este instante recibí el Espíritu de adopción filial, renací como hijito de tu Padre celestial, y lo ama como a mi eterno Padre.

Jesucristo, Señor todopoderoso del universo, creo también que Dios Padre nos da la vida eterna cuando Te aceptamos como Salvador, porque la fuente de la vida sin fin y de la salud está en Ti, en el poder de tu Cruz, aceptada por Ti para nuestra salvación y eterna felicidad.

Sé, mi buen Jesús, que sufriste la Pasión por amor a mí y Te agradezco mucho por tu grande amor.

¡Señor Jesús, sálvame y retírame de en medio de la tristeza para que celebre alegremente tu santo Nombre de  Redentor y Libertador del universo y me gloríe en la alabanza del Padre celestial!

¡Mi Señor y Salvador Jesús, creo que resucitaste y estás, en este instante, sentado a la derecha del Padre celestial, en tu trono de gloria, intercediendo por mí y por los que amas! ¡Jesús, Hijo de David, Te necesito, ven a curarme, a salvarme, a liberarme de todo mal!

¡Señor Jesús, creo que en este instante me has liberado de toda enfermedad y Te lo agradezco!

¡Jesús, mi Señor y mi Dios, Te pido que también cures a todas las personas que sufren!

Amén. ¡Aleluya!
¡Alabemos al Señor!
¡Gloria a Ti, Señor Jesucristo! 

Ruega por mí, Oh Virgen Santa María de Guadalupe y envuélveme en tu manto de protección !

Impostazioni privacy