Silvia fue curada milagrosamente en Medjugorje

Silvia fue curada milagrosamente en Medjugorje

Era inválida, fue curada durante una aparición de la Virgen en Medjugorje 

Todas las pruebas médicas fueron negativas cuando Silvia Busi se sintió muy mal a los 16 años. En pocos días, la chica italiana absolutamente normal, se encontró en una silla de ruedas, incapaz de mover sus piernas. Nueve meses más tarde la enfermedad de Silvia desapareció tan repentinamente como había comenzado; fue durante una aparición de la Virgen al vidente Iván en Medjugorje. Pero el don de la fe es el más grande que tengo, dice ella. Sucedió entre 2004 y 2005 y salió a luz ahora.

Silvia Busi, de 23 años, cuenta la historia de su curación y la conversión en Medjugorje.

Silvia BusiEstuvo enferma y lisiada durante meses, luego se curó. La vida tuvo giros drásticos cuando Silvia Busi tenía entre 16 y 17 años. Durante nueve meses a partir de octubre de 2004, la estudiante de Padua, Italia, fue confinada a su silla de ruedas, incapaz de caminar o mover las piernas. El tiempo de Silvia como inválida terminó en junio de 2005 en la parte superior de la colina de las apariciones en Medjugorje cuando ella se levantó y caminó después de una aparición de la VIrgen al vidente Iván Dragicevic.

“Hasta principios de octubre de 2004, yo era una niña normal, estaba yendo a la escuela, tenía amigos, bailaba y nadaba. De repente, en pocos días, todo eso fue bloqueado”, declaró Silvia Busi durante una reciente reunión de oración en Italia.

“Cuando me encontré en una silla de ruedas, mi familia y yo vivimos momentos difíciles y dolorosos. En los meses siguientes comencé a perder peso, y mis ataques empeoraron, lo que limitó mi vida aún más, y me llevó a una crisis emocional”.

Al principio, la madre de Silvia volvió a la fe como la solución a la enfermedad de su hija. En la casa eran católicos, pero Silvia dice que asistía a la misa dominical sólo por costumbre: “Mi madre era nuestra fuerza”, dice Silivia Busi de sus nueve meses en silla de ruedas, ya que su madre se vio fortalecida por un grupo de oración dedicado a la Virgen María.

“Mi madre era nuestra fuerza. Al no encontrar respuestas con los médicos, se dirigió a un sacerdote que era muy devoto de un grupo mariano. Así que empezamos a seguir al grupo todos los viernes, junto con el rezo del rosario, yendo a misa y a la adoración eucarística. Seguí a mis padres, sin embargo, sólo porque no podía quedarme sola en casa “, dijo Silvia Busi.

“En mayo, el mes dedicado a la Virgen, mi madre decidió asistir al grupo todos los días y no sólo el viernes, y al menos rezar el Rosario e ir a misa. Al principio no fue fácil para mí, pero después de algunas semanas, comencé a sentir la necesidad de ir allí, porque sólo allí podía sentir un poco de paz. No era capaz de hacer las mismas cosas que mis compañeros, en ese lugar sentía menos peso”.

La decisión de Silvia de ir a Medjugorje fue tan repentina como la aparición de su enfermedad y su curación más tarde: “El 20 de junio, mi fisioterapeuta me dijo que la próxima semana iba a acompañar a su madre a Medjugorje. Le pregunté si podía ir con ellos, y después de tres días me encontré en el autobús hacia Medjugorje con mi padre. Llegamos en la mañana del 24 de junio de 2005, la fiesta de San Juan Bautista, y también el aniversario de la primera aparición”, dijo Silvia Busi a los asistentes a la reunión de oración.

Cuando Silvia se enteró de que el vidente Iván Dragicvevic iba a tener una aparición pública en la noche, inmediatamente decidió ir allí, aunque ella pensó que sería imposible llevar su silla de ruedas a la cima del Monte de las Apariciones. Pero fue llevada a la cima de la colina donde llegó a las 8 pm, dos horas antes de la aparición.

“Ese es mi primer recuerdo de orar realmente con el corazón. Esas dos horas se fueron volando. Sentada a mi lado, el líder de mi grupo me dijo de orientarme para quedar frente a la Virgen, porque poco después iba a bajar del cielo a escucharnos a todos nosotros. Entonces le pedí por fortaleza para aceptar con serenidad el enfrentar una vida en silla de ruedas porque tenía diecisiete años, y el futuro me aterrorizaba mucho”.

“Durante la aparición a Iván, ví una luz a mi izquierda: blanca, hermosa, muy ruidosa y fuerte, y la pude ver porque no estaba ciega. Cuando la vi, tuve miedo y bajé los ojos para no verla, pero también era bueno y yo no podía dejar de verla. Así, a lo largo de la aparición, yo siempre miraba esa luz a través del rabillo del ojo“, declaró Silvia.

Gospa, PodbroDespués de la aparición, los portadores de Silvia la perdieron, y cayó sobre las piedras de la ladera. Pero Silvia no sentía las rocas porque su curación se había llevado a cabo: «Lo recuerdo como si estuviera en un colchón suave y no en las rocas duras y afiladas. También recuerdo una voz muy dulce, que me habló y me tranquilizó. Después de unos minutos, abrí los ojos y mi padre estaba llorando. Pero por primera vez en nueve meses, podía sentir mis piernas, sentí que me apoyaba en algo. Entonces le dije a mi padre: “¡Estoy curada, puedo caminar!”»

“Hubo una mano extendida delante de mí. La agarré y me alcé sobre mis pies como si fuera la cosa más natural. Me eché a llorar porque se trataba de algo más grande que yo. Yo nunca podría haber imaginado esto. Entonces empecé a caminar. Mis piernas estaban muy delgadas, pero estaba segura de que jamás caería porque sentí algunos hilos invisibles que me sujetaba por detrás, y yo estaba segura de que no me iba a caer ni a lastimarme.”

A la mañana siguiente, alrededor de las cinco, Silvia subió a la Montaña de la Cruz para rezar el Vía Crucis junto con su grupo. A su regreso de Medjugorje, sólo los ataques habían quedado de su enfermedad. Pero para que éstos desaparecieran necesitó otra ayuda de Medjugorje: “Seguí teniendo convulsiones, pero gracias a Dios que pasaron. Al principio yo era muy tímida y no quería testigos, y luego tuve muchos ataques durante el día. Entonces el Padre. Ljubo Kurtovic, un sacerdote de Medjugorje, llegó a Turín para una reunión de oración y me dijo de agradecer y alabar a Dios por el don que me dio“, dijo Silvia.

En Medjugorje, el sacerdote franciscano P. Ljubo Kurtovic era popular entre los lugareños y peregrinos. Silvia Busi considera que el Padre Ljubo ha sido fundamental en la parte final de su curación. Ella confió en que rezar el Rosario y dar su testimonio lo había hecho, pero no fue así: “Antes de irme, el padre Ljubo oró sobre mí, me bendijo y pocos días después desaparecieron todos los ataques. Después de un año dejé de tomar la medicina y ahora, gracias a Dios, estoy bien.”

Aunque Silvia Busi está completamente curada, ella no considera que eso sea el mayor regalo que recibió: “La mayor gracia que Dios me dio a mí y a mi familia fue redescubrir la gracia de Dios, la fe y la conversión. El camino es muy largo, acaba de comenzar y continúa durante toda la vida. Las dificultades están ahí y nadie es inmune a ellas, pero con el poder de la fe y la oración, somos capaces de superar y lidiar con ellos“, dijo.

“Con esta conversión, es como si Dios hubiera encendido un fuego dentro de mí. Pero así como el fuego debe ser alimentado con madera, la fe debe ser alimentada con la oración. Y por la Misa, la Adoración Eucarística, el Rosario, la lectura de la Biblia, el ayuno y la confesión al menos una vez al mes. Con todo esto, el fuego no se apaga, aun cuando el viento esté soplando.”

“Para mí esto es realmente lo más importante y hermoso en la vida. Rezo con todo mi corazón para poder experimentar más del amor de Dios y la Virgen, que es inmenso, y lo mismo para cada uno de nosotros.”

Fuente: www.medjugorjetoday.tv

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