Sobre el altar Cristo se hace comida para nosotros, ya que podemos nutrirnos de Él. De ello se sigue que, si es verdadero que somos lo que comemos, la forma de comer la Eucaristía es Cristo que vive en nosotros.
San Pío X dijo: “La Santa Comunión es el camino más corto para llegar al cielo. Hay otros: la inocencia, por ejemplo, pero esta es para los niños; penitencia, pero teme; la generosa paciencia para soportar las pruebas de la vida, pero cuando ellas se acercan, lloramos y oramos para ser liberados. En una palabra, queridos hijos, la más segura, más fácil y más breve es la Eucaristía. Es tan fácil acercarse a la Santa Mesa y probar las alegrías del Paraíso”.
Por tanto, es necesario “tomar la comunión” e ir a misa porque Jesús Eucaristía quiere transformarnos a su imagen y semejanza. Alimentarse de Él no sólo regenera el alma sino también el cuerpo, ya que cuanto más somos como Él, más sentimos la pureza evangélica en nuestros pensamientos, en las acciones, en los comportamientos y en la visión del mundo.
Debemos dar gracias al Señor por el regalo que nos ha dado en la Eucaristía. Es por eso que es importante ir a Misa el domingo, no sólo para rogar, sino para recibir la Comunión, el pan que es el cuerpo de Jesucristo que nos salva, nos perdona, nos une al Padre. Llevar la comunión hace sentir a los fieles esta pertenencia a la Iglesia, al Pueblo de Dios, al cuerpo de Dios y a de Jesucristo. No acabaremos nunca de comprender todo su valor y riqueza.
