Sal 2,1-3.4-6.7-9
R/. Dichosos los que se refugian en ti, Señor
¿Por qué se amotinan las naciones
 y los pueblos planean un fracaso?
 Se alían los reyes de la tierra,
 los príncipes conspiran
 contra el Señor y contra su Mesías:
 «Rompamos sus coyundas,
 sacudamos su yugo». R/.
El que habita en el cielo sonríe,
 el Señor se burla de ellos.
 Luego les habla con ira,
 los espanta con su cólera:
 «Yo mismo he establecido a mi Rey
 en Sion, mi monte santo». R/.
Voy a proclamar el decreto del Señor;
 él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
 yo te he engendrado hoy.
 Pídemelo:
 te daré en herencia las naciones;
 en posesión, los confines de la tierra:
 los gobernarás con cetro de hierro,
 los quebrarás con jarro de loza». R/.
 


