Llorando y con los brazos abiertos, le pidió a Chiquitunga el milagro… Impresionante historia

La obstetra detrás del milagro

Hace 15 años una madre sordomuda cayó al hospital, con un embarazo visiblemente avanzado, en el Hospital de San Pedro del Ycuamandyyú constataron, gracias a un papel en el que se registraba una única consulta, que el embarazo estaba pos-término, es decir, Liz, ya debería haber dado a luz.

En el nosocomio practicaron una cesárea y el niño nació sin signos vitales, con un cordón umbilical ya en estado de descomposición. Al momento comenzaron la maniobras de resucitación, que se suponían primero quitar el líquido amniótico que el niño había tragado para la liberación de las vías respiratorios. Los minutos pasaban.

Blanca Duarte la obstétrica, sabía que de un momento al otro debían ir a comunicarles la triste noticia a los padres. “Se trajeron tres balones de oxígeno en el lapso de 20 minutos. Luego viene llegando el anestesista con el suyo y hace el mismo procedimiento, y es entonces que, llorando y con los brazos abiertos, le pido a Chiquitunga que interceda a su favor para que obre el milagro de la vida”, contó duarte al diario ABC, de Paraguay. Después de 40 minutos de maniobras y la oración de Duarte, el niño mostró signos vitales. Ángel Ramón, a pesar de cualquier pronóstico en contra, hoy lleva una vida absolutamente normal, estudia y cuando puede, trabaja.

En Paraguay, los medios hablan de Duarte como la obstetra detrás del milagro. Porque el milagro obrado por intercesión de Chiquitunga, a la que invocó Duarte en ese momento de tensión, da a Paraguay su primera mujer beata.

Se trata de la carmelita María Felicia Guggiari, como religiosa adoptó el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado, popularmente se le conoce como Chiquitunga. Nació en Villarrica 1925, María Felicia vivió una intensa vida apostólica desde niña, acompañando niños en la catequesis, jóvenes trabajadores y universitarios, pobres, enfermos y ancianos desde la Acción Católica.

A sus 30 años sintió el llamado a la vida contemplativa e ingresó como carmelita descalza en Asunción, pero al poco tiempo enfermó de una hepatitis infecciosa y falleció. Tenía 34 años.

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