Increíble aparición de San Miguel Arcángel en México

 

Tlaxcala es el más pequeño Estado de México, queda a 120km de Ciudad de México. Fue de los primeros lugares en el Nuevo Mundo en escuchar la Palabra de Dios y en producir grandes hombres de fe y mártires. De hecho La zona ha sido de gran batalla espiritual por siglos. Allí hay pirámides donde los indios tenían sus ritos religiosos y donde han existido cultos satánicos. Pero donde abundó el pecado también abunda la gracia. Tlaxcala ha sido bendecida por extraordinarias manifestaciones de María Santísima la Madre de Dios en Ocotlán y de San Miguel en San Miguel del Milagro. San Miguel Arcángel es el gran guerrero de las huestes celestiales que expulsó a Satanás del cielo

El 25 de abril del año 1631, Diego Lázaro, uno de los primeros convertidos, participaba en una procesión por el día de San Marcos cuando tuvo una visión interior de San Miguel que le habló y le dijo: “Yo soy San Miguel Arcángel y he venido a decirte que es voluntad de Dios y mía que le digas a los habitantes de esta villa y de sus alrededores que en la barranca compuesta de dos montañas y frente a este lugar encontrarán una fuente milagrosa de agua que sanará todas las enfermedades. Está debajo de un gran peñasco. No dudes lo que te digo y no olvides lo que te mando hacer”

Diego Lázaro, pensando que nadie creería, mantuvo aquello en silencio, pero unos días más tarde se enfermó de gravedad. Pero al principio no pensó que su mal se debía a su desobediencia. Después trece días, en un instante de intenso terror, se produjo un rayo y apareció frente a sus ojos San Miguel Arcángel. Él tomó a Diego Lázaro y lo llevó a la barranca, aquí le dijo: “Aquí, donde toque con mi callado, está la fuente de la cual te hablé durante la procesión. Debes darla a conocer o serás gravemente castigado.”

Cuando San Miguel tocó tierra con su callado, un fulminante rayo señaló el lugar de la fuente milagrosa. “La luz que vez desciende del cielo y es el poder que Dios está dando a esta fuente de agua para la sanación de todas las enfermedades y necesidades espirituales. Hazlo saber a todos”. En ese mismo momento, Diego Lázaro se sanó. Solamente la familia de Lázaro creyó a su historia y fue con él a tratar de cavar en el lugar señalado por el Arcángel, pero les fue imposible remover las rocas que yacían sobre la fuente. De pronto se apareció un joven que, con fuerza sobrenatural, removió las rocas, abriendo la fuente de agua milagrosa. Pero, así todo, Diego, por temor a la gente, no acató la orden de San Miguel.

Seis meses más tarde, mientras participaba en la Misa, un dolor irresistible lo atacó. Tuvo que irse a su casa, y se sentía casi morir. San Miguel le apareció por tercera vez y le habló con voz de reproche: “¿Por qué eres tan cobarde y negligente en cumplir lo que te he encomendado hacer?, ¿Deseas que vuelva a castigarte por tu desobediencia? Levántate y da a conocer lo que te he pedido”. Diego Lázaro se levantó, fue a la fuente, recogió agua en unos jarrones y fue donde el obispo quien lo recibió con amor paternal y le prometió investigar la aparición. El obispo pidió que se distribuyera el agua entre los enfermos de su familia y del hospital. Todos los que tomaron el agua se sanaron inmediatamente.

Fue así que iniciaron los eventos milagrosos que continúan hasta hoy

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